Hoy mi padre ha dicho que de ahora en adelante el bar quedará a mi nombre. Una excelente herencia que me tocó, aparte de mi nombre, Antonio, que lo heredé de mi abuelo. No sabía mucho de lo que tocaba hacer, aunque afortunadamente mi padre supo explicarme cada cosa que debía hacer en el bar que ahora era mío.

Recuerdo que aproximadamente a mediados del año 2003, hubo un pequeño incidente a las afueras del bar, favorablemente nunca me involucraron, resulta que hubo un accidente en donde resultó herida una bella dama, con unos hermosos ojos de color verde, similares a los míos, y un hermoso cabello rizado, se había fracturado la clavícula y quise ayudarla, pero llegó la policía y me dio un poco de temor, por la cual tristemente no la pude ayudar.

Por otro lado, afortunadamente hoy en día mi padre disfruta de buena salud, cada día que podía le solicitaba a el que me contara anécdotas que le hubieran sucedido en el pasado.

Me contaba que hubo montones de riñas, y hasta víctimas fatales en el bar, también sobre personas que nunca pedían nada en el bar y se quedaban mirando con cara de curiosidad hacia el, mi cara era de asombro cada vez que el me contaba los relatos.

Mucho tiempo después, pude reencontrarme con aquella bella dama de aquel accidente al frente del bar que ahora es mío, ella ingresó y también se acorbada de mi, le pregunté rápidamente como se llamaba y me dijo que su nombre es Nadia, cuya hermosa dama se volvería después mi esposa.

Seis años más tarde, específicamente en 2009, nace mi hijo que tuve junto a mi esposa, lo llamamos Jesús, niño que por fortuna creció sano.

Unos meses después del nacimiento de mi hijo, mi padre fallece, lo cual deja un inmenso vacío en mi corazón, y solo le agradezco a él por la herencia del bar y todos los momentos vividos junto a el.