

Un día como ningún otro, en el tranquilo cielo de HabboTemplarios, dieron el aviso de que un nuevo integrante había llegado a ser parte del departamento de blogueros, su nick era muy común: Juan025. Todos estaban emocionados, querían ver cuáles eran sus cualidades e ideologías para volverlo un amigo de trabajo más. Al comienzo, este nuevo integrante se le notaba muy tímido, pero con el paso del tiempo fue ganando confianza y se incorporó al equipo, tanto que recibió una estampilla especial por ser buen trabajador. Él conoció a todos los templarios en menos de 3 semanas, desde el más viejo hasta el recién llegado; ya podía hablar sin temor ante los grandes directivos y hacer cumplidos con la fundadora, todos creían que era la mejor persona, la más extrovertida y grandiosa persona, pero un secreto podría cambiar todos los pensamientos y conclusiones más profundos del personal.
Con el paso del tiempo se empezó a notar que el nuevo integrante a veces reaccionaba de forma rara y desaparecía cada vez con más frecuencia.
Llegado el mes de octubre, directamente desapareció ya que de repente, no se conectaba al Hotel y ni respondía a nuestros mensajes y ahí fue cuando todos nos empezamos a preocupar de verdad.
Pasaron tres semanas sin saber de él, ya dábamos por hecho que no volveríamos a saber de él, pero llegada la víspera de la noche de Halloween, Jupimarc recibió una carta un tanto extraña en su buzón. Sí, era de este nuevo compañero desaparecido. En la carta decía de citarle en una zona boscosa alejada de su pueblo. Pero a pesar de que le daba mal rollo todo, Jupi decidió de ir y saber así que pasaba realmente con este muchacho.
Llegó el momento de la cita y Jupimarc se dirigió al bosque.
Allí se encontró a nuestro nuevo compañero con una capa negra con capucha y junto a él una hoguera encendida. Jupimarc no se podía imaginar lo que estaba a punto de suceder.
Sorprendentemente la zona estaba bastante estable a comparación de lo irregular que había sido hasta llegar a ese lugar, estaba todo muy ordenado para ser un bosque, algo en el ambiente le decía que no era la primera vez que ese chico estaba en este lugar y mucho menos de aquella forma.
Jupi estaba paralizado, quizás por la situación que encontró sin esperarlo o quizás porque en la penumbra detrás del chico se veían lo que parecían unos ojos rojos como un hierro incandescente, aunque no paraba de repetirse para sí mismo que era una ilusión óptica, pero si era así ¿Por qué sentía que no estaban solos el chico y él?
Después de un rato pudo observar lo que parecían unas marcas en el suelo, era extraño, por una parte estaba seguro que alguien había hecho esas marcas a propósito y por otra parte pensaba que eran surcos del terreno, estaba demasiado oscuro para confirmarlo.
Cuando se dispuso a pensar la forma de escapar de allí saliendo ileso lo tuvo claro, algo detrás del chico pareció moverse, al fijarse se dio cuenta que eran los ojos que había visto antes, notaba que a quien pertenecieran aquellos ojos sabía lo que estaba pensando y eso le había hecho enfadar, se acercaron al chico que estaba paralizado.
“Ahora” dijo una voz grave, profunda, una voz que hacía que te paralizaras, de estas voces que desprenden maldad, era una voz casi diabólica y que si pretendía asustar lo conseguía con solo una palabra.
El chico que hasta entonces había permanecido inmóvil y casi ausente, al escuchar aquello, lo miró fijamente, era como si fuera un títere a manos de aquellos ojos rojos, entonces escuchó como los ojos se rieron, una risa maléfica como de un cuento de terror, y lo tuvo claro, a quien pertenecieran esos ojos no pertenecían a esta vida.
¡Eran los ojos del de crepúsculo! Pero no podía ser, los hombres lobo no existen y un actor de ese calibre no iba a aparecer de la nada en medio de ese boque terrorífico. Jupi dudó dos instantes entre hacerse una foto con el y salir corriendo. Entonces reaccionó rápido y empezó a correr sin mirar atrás.
Sí, a pesar de que Jupi aparentemente parezca que le encanta repartir ensaladas de puñetazos en el bazo y rodillazos en el estómago, era todo lo contrario. Ante una situación tan complicada como esa, que no sabía si el hombre lobo saldría de su escondite, lo asaltaría, se lo comería para merendar o a saber que tipo de torturas hacen los hombres lobo para los que entran en su bosque.
Jupi seguía corriendo, pero ¿Qué sucede cuando corres por miedo y sin saber ni hacia donde vas, en una zona que no conoces? Efectivamente, te pierdes. Jupi corrió tanto por el bosque que dejó atrás al hombre lobo y al compañero con la capucha que al final no habían tenido ni oportunidad de entablar conversación. Seguramente estaban compinchados el hombre lobo y el compañero fugado. Quizás el lobo lo había atrapado y había convertido a Juan en otro hombre lobo. Pero todo eran suposiciones, Jupi no podía creerse nada. Así que en cuanto dejo de correr se paró, se calmó y se puso a pensar que hacer. Primero y lo más importante para él fue sacar el móvil y buscar en Google todo lo que había sobre los hombres lobo. No lo iba a coger para abrir el maps, o llamar y buscar ayuda. En ese aspecto Jupi era un poco garrulo. De todas formas, como era de esperar, estaba en un bosque y no tenía cobertura, ni datos, ni internet, ni nada. Estaba #4EverAlone.
Ahora los chicos de hoy en día no saben espabilarse sin un móvil, les deja de funcionar, se quedan sin internet, sin batería y se les viene el mundo encima. Por suerte Jupi era un poco más viejo y recordaba alguna de esas clases especiales que hacen de vez en cuando en la escuela, esas de encontrar el norte a partir de la estrella polar o con el musgo detrás de las rocas y árboles. Iba a poner por primera vez en práctica todas esas clases.
Se agachó para encontrar pistas sobre su paradero y poder encontrar una dirección. Encontró trozos de madera quemados, colillas de cigarro, un globo transparente, un pedazo de heces de dios sabe que animal, pero ni una bendita piedra o musgo. Cuando después de encontrar tanta basura encontró al fin un poco de musgo, se puso tan contento que sonrió para sí mismo. Revisó las condiciones de la planta y se enteró que el norte estaba justo al frente de él. De lo que no se enteró fue que por el lado oeste, unos dientes estaban mordiéndole el cuello. Fue hasta que sintió como la sangre brotaba de su ser, cuando se percató de lo que ocurría. La bestia había llegado hasta él y le había mordido.
CONTINUARÁ…
Comentarios cerrados.