Bienvenidos de vuelta a mi espacio de raras historias surgidas de totalmente de mi mente creativa, mis queridos nubosos. En esta ocasión, este blog, La Gran Novela, presenta a los Cuentos del Camino, una serie de relatos oscuros y tenebroso y de carácter antológico que escribo especialmente para el disfrute de ustedes. Sin más preámbulos, les dejo:

 

Cuentos del camino: La verdad de Micralax, parte I.

 

Tal vez algunos no sepan que nuestro querido Micralax se retiro hace poco, para seguir con su vida, pero lo que muchos aun no saben, es las verdaderas razones de su retiro, razones cuyo tenebroso secreto detrás los espantara. Todo empezó dos semanas antes de su despido, el escritor buscaba a un nuevo candidato o candidata para entrevistar en su exitoso blog, a la par también buscaba nuevos contenidos de los que hablar, sin embargo, sufría de lo más temido por un escritor, el bloqueo creativo.

Acercándose las fechas de los plazos para entregar sus borradores, Micralax se preocupó y decidió hablar con la verdad con su encargado, Jupimarc:

―Micra, pero, ¿cómo harás para continuar con tu blog, si no sabes que escribir?

―No se Jupi, pero estoy muy preocupado, no deseo quedar mal con mis lectores.

―Debes buscar algo que te inspire, debe haber algo Micra ―dijo Jupimarc con una mirada fija.

―Tal vez, deba renunciar Jupi, renunciar y seguir nuevos caminos, a lo mejor, ser bloguero ya no es para mí.

―¡No! No puedo perderte Micralax, ya de por sí no hay muchos de ustedes y con el vago del Cabreraja que casi nunca escribe y siempre vive deprimido, no te puedo perder, ¡no a ti!

―Pero Cabre no es mal escritor, cuando aparece obvio, pero es bueno.

―Y fuera sido mejor si tan solo… ―Jupi pareció caer en cuenta lo que estaba a punto de decir y se llevo las manos a la boca para callarse.

―¿Si tan solo qué? ¿A que te refieres Jupi? ¿Qué debía hacer Cabreraja para ser un mejor escritor?

―Micra, hay un profundo secreto que nunca te he contado, es un secreto tan oculto por los grandes jefes de Templarios, que si se enteran que te he contado, se desharán de mí, y lo digo en serio Micra.

El bloguero no caía en su sorpresa y confusión ante las palabras de su encargado.

―Pero, ¿qué cosa es esa Jupimarc? ¿Cuál es ese secreto oscuro que ocultan en Templarios?

―La fórmula del éxito, todo el éxito de HabboTemplarios se debe a esto, hasta tu podrías tenerlo.

El escritor por supuesto que lo quería, así que asintió.

―Y, ¿qué debo hacer para tener esta fórmula del éxito?

―Pagar el máximo precio, un sacrificio.

―¿Sacrificio? ¿Sacrificio de qué?

―De una vida.

Jupimarc se lo explicó con detalles, para tener todo el éxito posible, debía sacrificar la vida de un inocente. Una persona a la cual le agradase y que no esperase ser traicionado. A esta persona debía asesinarla con sus propias manos y luego bañarse en su sangre. Luego, tendría que recitar unas sagradas palabras, un conjuro tan antiguo como la tierra misma y así su creatividad alcanzaría el máximo nivel.

Micralax no se sentía seguro sobre hacer algo tan terrible así, pero su encargado lo convenció, él mismo tuvo una idea para matar a dos pájaros de un mismo tiro.

―Pero él es buena persona, no se lo merece, no podría hacerlo eso ―expreso Micra con horror en su rostro.

―Debes y puedes hacerlo, solo cítalo aquí y luego clávale un cuchillo en su cuello, es sencillo.

―Yo no sé si sea capaz, yo…

Jupimarc lo interrumpió y lo sujeto amenazantemente, Micra nunca lo había visto de esa forma.

―Mira, pseudo escritor de segunda, te conté algo que pone mi vida en riesgo y ahora tu vas a cumplir con tu parte o si no, yo mismo te sacrificaré para tener todo el éxito que tu nunca en tu vida tendrás, ¿entiendes?

El chico asintió con miedo.

 

Continuara…