Cuentos del camino: El espantapájaros, parte II.
A primera hora en la mañana Fred buscaba a su nieto al que había dejado junto al espantapájaros, a ver si se espabilaba y se volvía valiente. Cuando llego su cara de sorpresa fue enorme, no se encontraba ni su nieto, ni el muñeco.
―Este vástago me está jugando una broma ―dijo el viejo con una voz carrasposa y gruñona―. Cuando lo encuentre les dará unas buenas tundas para que aprenda a ser hombre.
El hombre busco y busco, sin conseguirlo y cuando estaba por darse por vencido y dejarle al chico afuera otra noche, recibió una llamada de su hijo.
―¡Viejo! ¿Cómo estás padre? ¿Cómo se porta el pequeño? ―el viejo supo de inmediato que estaba en problemas―, tengo tantas ganas de hablar con él, ¿me lo pasas?
―Ahorita este dormido hijo, estuvo haciendo muchas actividades en la tarde y quedo agotado, llama mejor luego.
Fred mintió.
―Ow, esta bien padre, solo quería decirle lo mucho que lo extrañamos y lo queremos, es un buen niño.
―Sí… si, llama luego ―el viejo colgó la llamada.
―Debo encontrar a ese mocoso pronto.
Siguió su búsqueda sin descanso, él necesitaba encontrarlo o se metería en muchos problemas con su hijo. Decidió regresar a donde estaba el espantapájaros y su nieto antes, a donde los vio por última vez. El lugar seguía vacío.
―Este mocoso, ¿cómo pude bajar y cargar a ese viejo muñeco?
De repente, escucho un sonido, el caminar entre el campo de trigos.
―¡Quién está allí! ¿Eres tu Tommy? ¡Ven aquí ahora mismo mocoso!
El caminar se escuchaba mas cerca, pero a su percepción, provenía de varios lugares. Cada vez más cerca. El aire se puso pesado.
―Déjate de bromas mocoso, te voy a dar unas buenas tundas para que aprendas.
El viejo sintió un mano sobre su hombro, negra, horrible, volteo y lo vio, era el espantapájaros, Fred no lo tuvo miedo, pensó que era su nieto jugándole una broma.
―¡Basta! Ya deja… ―no alcanzo a terminar de decir sus palabras.
El aza era filoso y le había atravesado el cráneo. La sangre corrió por su rostro y cuando el espantapájaros lo saco, cayó al suelo muerto.
La policía lo encontró siete días después, cuando su hijo vino a buscarlos ya que nadie contestaba sus llamadas. Los forenses encontraron los restos de Fred separados en pedazos y vueltos a coser, fue colocado como un espantapájaros entre los campos de trigo. Al niño lo encontraron en la casa, escondido debajo de una cama, traumado, llorando y diciendo una y otra vez, “fue el espantapájaros, fue el espantapájaros”. En sus manos colgaba el aza homicida.
Gracias por leer mi querido nuboso, ¿que opinan? ¿Quién mato al viejo?
Obtener esmeraldas





Comentarios cerrados.