¡Hola, buenos días, buenas tardes y/o buenas noches! 

En el día de hoy, volvemos con el siguiente capítulo de esta maravillosa y nueva entrega. Hoy en día damos por hechas muchas cosas, pero a veces no sabemos el verdadero porque de estas. Pero tranquilos, estoy aquí para ayudaros. En esta entrega vamos a dar respuesta a las preguntas más interesantes y vamos a aprender muchas cosas. ¿Estáis preparados? ¡Vamos allá!

¿POR QUÉ…?

 

¿Por qué no podemos beber agua de mar? 

Existen pocas paradojas más trágicas y universales que la de morir de sed rodeado de una extensión inabarcable de agua. Es la más extendida ejemplificación del mítico suplicio de Tántalo, experimentada por infinidad de náufragos a lo largo de la historia. En una situación semejante nos costaría vencer el impulso a beber agua, pensaríamos que beber un poco no podía hacernos mal y al menos nos refrescaría… ¡Craso error! La razón de que no podamos beber agua de mar para calmar la sed radica en la propia constitución de nuestro organismo: el agua de mar tiene aproximadamente un 3 por ciento de sal, mientras que los riñones ni pueden producir orina con una concentración de sales superior a un 2 por ciento, por lo que se verían obligados a retirar el agua de nuestro cuerpo para diluir el contenido extra sal y ello nos hará sentir más sedientos. Es decir, al beber agua de mar, no incrementamos la cantidad de agua de nuestro cuerpo, sino que la reducimos: por cada litro que bebiésemos, nuestros riñones necesitarían al menos un litro y medio de agua pura para diluir toda la sal. Tendríamos que expulsar por la orina más líquido del ingerido, y para ello lo extraeríamos de nuestros propios tejidos con la consecuente deshidratación.

¿Por qué desinfecta el agua oxigenada? 

Uno de los primeros contactos de todo niño con las curas de urgencia llega a través del uso de agua oxigenada: la primera acción cuando se ha producido una herida suele ser echar mano al bote de agua oxigenada para lavarla y desinfectarla. Al verter el líquido en la herida y entrar este en contacto con la sangre, observamos que crece una espuma blanca. Lo que ha sucedido es una reacción química, propiciada por una enzima de la sangre que actúa como catalizador, por la que el agua oxigenada se ha descompuesto liberando el oxígeno que contenía. La curiosa espuma blanca cumple, por tanto, una función primordial: en ella radica el poder desinfectante, pues dado que la mayoría de las bacterias patógenas no pueden vivir con oxígeno -son anaerobias-, mueren en esa espuma altamente oxigenada.

Y tú… ¿Lo sabías?

Gracias por vuestra comprensión y amabilidad.

¡Hasta la próxima semana!

Micralax-