
¡Hola, buenos días, buenas tardes y/o buenas noches!
En el día de hoy, volvemos con el siguiente capítulo de esta maravillosa y nueva entrega. Hoy en día damos por hechas muchas cosas, pero a veces no sabemos el verdadero porque de estas. Pero tranquilos, estoy aquí para ayudaros. En esta entrega vamos a dar respuesta a las preguntas más interesantes y vamos a aprender muchas cosas. ¿Estáis preparados? ¡Vamos allá!
¿POR QUÉ…?
¿Por qué nuestro alfabeto tiene menos de treinta signos?
Con un poco más de una veintena de signos podemos escribir infinitas palabras. Esta economía de medios resultó vital para el éxito de un hallazgo fundamental en la evolución del hombre, y que de hecho marca el inicio de lo que conocemos como »historia»: la invención de la escritura. El primer sistema de escritura, el cuneiforme, fue elaborado por los sumerios unos 3.300 años antes de nuestra era, y más tarde los egipcios desarrollaron sus famosos jeroglíficos. Pero de haberse mantenido la escritura como fue en sus orígenes -un complicado y nutrido conjunto de pictogramas figurativos o de simbólicos ideogramas-, el acceso universal a la alfabetización se hubiera visto seriamente perjudicado. Fueron los fenicios, un pueblo antes llamado »cananeo» que habitó en las tierras del actual Líbano, quienes tuvieron la idea de profundizar en la correspondencia entre las grafías y los sonidos para crear unos signos fonéticos. Lo hicieron entre el 1500 y el 1200 antes de Cristo. Desarrollaron unos signos que eran una especie de acrónimos, es decir, de siglas formas por una, dos o tres letras, vinculadas a sendos sonidos. Puestos uno al lado del otro, estos signos permitían transcribir palabras. El alfabeto triunfó, y que está en el origen de nuestro actual alfabeto, se fraguó en Biblos y estaba compuesto solo por 22 signos distintos, correspondientes cada uno a un sonido aislado. Fue finalizado entre los siglos IX y VI a.C. y, al cabo de cuatro siglos adoptado por la brillante cultura griega, que añadió seis de los signos semíticos para representar las vocales. Luego los etruscos de Italia copiaron el modelo griego para su propio abecedarios, y de este procede el antiguo abecedario romano de 23 letras. Las letras J, U y W se agregaron durante la Edad Media.

¿Por qué el algodón es más fresco que la lana?
En la entrada que este blog reserva a la »ropa» podrá leer usted la primera clave de este misterio: la ropa no abriga por sí misma, sino por ser capaz de retener aire en pequeñas cámaras que impiden la pérdida de calor. Es decir, lo que nos abriga al no dejas escapar el calor de nuestro cuerpo es el aire cálido que nos envuelve gracias a la ropa. Con ello la segunda clave está servida: si el algodón es más fresco que la lana es simplemente porque la textura de este tejido es más capaz de retener el aire que la de aquel. La lana es un tejido flexible que se riza y contrae de modo que propicia que el aire quede atrapado entre sus fibras elásticas formando una capa aislante, mientras que un volumen parecido de algodón será igual de caliente, pero al carecer de elasticidad, tenderá a aplanarse, con lo que perderá una gran parte del calor. Cuanto más apretada sea la textura de una prenda, menos calor dará: los hilos lisos fuertemente tejidos dejan pocos espacios de aire en torno a las fibras y a la superficie de la prenda; por el contrario, si levantamos los extremos de las fibras sueltas, por ejemplo cepillando el tejido, aumentaremos las fibras capaces de formar una capa aislante. Por ello tejidos esponjosos como la franela se sienten más cálidos que tejidos lisos como el satén.

Y tú… ¿Lo sabías?
Gracias por vuestra comprensión y amabilidad.
¡Hasta la próxima semana!
Micralax-
Obtener esmeraldas





Comentarios cerrados.