
¡Hola, buenos días, buenas tardes y/o buenas noches!
En el día de hoy, volvemos con el siguiente capítulo de esta maravillosa y nueva entrega. Hoy en día damos por hechas muchas cosas, pero a veces no sabemos el verdadero porque de estas. Pero tranquilos, estoy aquí para ayudaros. En esta entrega vamos a dar respuesta a las preguntas más interesantes y vamos a aprender muchas cosas. ¿Estáis preparados? ¡Vamos allá!
¿POR QUÉ…?
¿Por qué soplamos velas el día de nuestro cumpleaños?
Invariablemente, año tras año, el día de nuestro cumpleaños nos plantifican ante nuestras narices una tarta coronada por unas velas que nos recuerdan los años que estamos cumpliendo, y las soplamos con ojos cerrados y pidiendo un deseo que no debemos formular en voz alta por miedo a que no se cumpla. No dilucidaremos aquí la razón de que muchos de estos deseos no se cumplan, sino la tradición que lleva a que soplemos velas. En realidad, se trata de una tradición muy antigua, que data de la Antigua Grecia, en la que se ofrecía a la diosa Artemisa, la diosa de la Luna, una tarta de miel, redonda como el mismo satélite que la diosa representaba, adornada con cirios encendidos. Los sacerdotes que hacían la ofrenda soplaban las velas para que el humo ascendiese hasta la diosa y cumpliese sus peticiones y ruegos, algo parecido a lo que hacemos nosotros al pedir el deseo de cumpleaños.
¿Por qué nos crecen las uñas?
Se dice que Lee Redmond es el hombre que tiene las uñas más largas del mundo, ya que la longitud de todas ellas sumadas superan los siete metros, algo sorprendente si tenemos en cuenta que no se las corta desde 1979. Casos especiales como el del señor Redmond aparte, el resto de la humanidad prestamos bastante poca atención a nuestras uñas, a pesar de su utilidad en la protección de las falanges de los dedos, la ayuda que prestan para rascarnos, atar nudos y coger objetos muy finos como agujas o hilos. Una de los cuidados básicos para esta parte esencial de nuestra anatomía es tener que cortarlas regularmente, ya que las uñas no dejan de crecer nunca: lo hacen en función de la necesidad de queratina, la sustancia principal de las células de la uña, a una velocidad media de 0,1 mm por día, es decir, 1 cm cada 100 días. Las uñas crecen de una manera bastante curiosa: nacen desde la raíz, en el llamado »lecho unguneal», en el que se forman las nuevas células que van empujando al resto hacia el exterior. Y aunque ciertamente es curiosa esta forma de crecer, que nadie se lleve engaño con una de las leyendas más extendidas sobre el tema: las uñas no crecen después de morir, ya que dependen de la circulación sanguínea para poder crecer. En realidad, se trata de una ilusión óptica (que también afecta al cabello) que se da porque la piel se seca y se contrae, con lo que hace el efecto de que las uñas crecen un poco.
Y tú… ¿Lo sabías?
Gracias por vuestra comprensión y amabilidad.
¡Hasta la próxima semana!
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